Los manifestantes también exigieron un cambio en el sistema de salud, mejores condiciones laborales y un aumento salarial para los empleados de los hospitales públicos.
«El Estado debe dejar de pagar por la atención médica de los oficiales», se leía en varias de las pancartas enarboladas por los manifestantes, en alusión a los servicios que reciben senadores, diputados y ministros, entre otros altos funcionarios.
También denunciaron la miseria que arropa a la mayoría de la población haitiana, así como a que en el país hay personas ejerciendo profesiones, como la medicina y la ingeniería, sin realmente haber recibido títulos universitarios.
Este es el más reciente sector de la vida pública haitiana que pide la salida de Moise, después de exigencias anteriores de artistas, feligreses católicos y protestantes, profesores y estudiantes, políticos, asociaciones de mujeres y una parte del sector privado.
Este miércoles todas las actividades se paralizaron en Puerto Príncipe y en algunas ciudades del interior donde las empresas, las escuelas, los bancos y el transporte público no ofrecieron sus servicios.
La carretera más importante de acceso a Puerto Príncipe y otras alrededor de la ciudad fueron bloqueadas hoy, mientras en algunas zonas capitalinas se escucharon disparos.
Organizaciones anunciaron hace varios días que este jueves marcharán hasta la embajada estadounidense en Puerto Príncipe, para conmemorar el centenario de la muerte de Charlemagne Peralte, quien luchó contra la ocupación estadounidense del país (1915-1934).
Los anuncios de medidas para garantizar la seguridad de las vidas y bienes emitidos por el Consejo Superior de la Policía Nacional, encabezado por el primer ministro en funciones, Jean Michel Lapin, no fueron suficientes para garantizar a la población la circulación en las calles.
Lapin aseguró hoy, tras una reunión del consejo, que el Estado cumplirá con sus responsabilidades de garantizar la seguridad de la vida y los bienes de la población.
Mientras, el ministro de Interior, Josué Agénor Cadet, dijo ayer que se dio cuenta de que hombres sin fe ni ley saqueaban y destruían propiedades, por lo que se aplicarán «medidas drásticas» para corregir esas desviaciones.
«El Estado dice que se acabó; el Gobierno tomará decisiones para hacer cumplir las normas, principios y leyes. La Justicia y la Policía no tolerarán robos y saqueos. Lucharemos contra la impunidad con el máximo rigor y nos aseguraremos de que se respete el derecho de todos a la libertad de circulación», dijo Cadet.
Personas no identificadas lanzaron ayer un cóctel molotov contra el Museo del Panteón Nacional Haitiano (Mupanah), ubicado en el corazón de la plaza Champs de Mars, a pocos pasos del Palacio Nacional.
El museo en sí no se vio afectado, sin embargo, el restaurante contiguo resultó con varias ventanas rotas.
«Es la primera vez desde la creación del Museo Nacional del Panteón en 1983 que esta institución cultural nacional ha sido atacada a este nivel, a pesar de que nuestro país ha experimentado todas las formas posibles e imposibles de violencia tras la caída de los (Francois y su hijo Jean-Claude) Duvalier el 7 de febrero de 1986», lamentó Pradel Henríquez, activista cultural.
El Ministerio de Cultura y Comunicación expresó su «tristeza» por el intento de quema del Mupanah y condenó el «acto criminal» perpetrado por desconocidos.
Haití atraviesa su séptima semana de parálisis total de actividades a causa de protestas que se iniciaron a mediados de septiembre contra la escasez de combustibles en el contexto de una sociedad plagada de corrupción, desigualdad, inseguridad, devaluación de la moneda y aumento de la inflación.
EFE