Santo Domingo.– Desde Lima hasta Buenos Aires, pasando por México, Bogotá y Santo Domingo, los pueblos de América Latina celebran con alegría y esperanza la elección del nuevo pontífice, el Papa León XIV, antes conocido como el cardenal Robert Francis Prevost, un hombre profundamente ligado a la región por su compromiso pastoral, su cercanía con las comunidades más humildes y su espíritu de servicio.
La noticia del “Habemus Papam” resonó con fuerza en la región apenas se confirmó que el elegido había sido un misionero agustino con raíces firmes en América Latina, donde sirvió durante años como obispo en Perú, acompañando de cerca las realidades sociales y espirituales del continente.
Organizaciones católicas, líderes religiosos, comunidades indígenas, jóvenes, sacerdotes y laicos han expresado su entusiasmo por lo que consideran una elección “con el corazón puesto en el Sur”. La Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR) publicó un mensaje en redes sociales celebrando que “el Espíritu ha soplado sobre América Latina”, mientras en las parroquias del Perú se entonaban cánticos y se ofrecían misas de acción de gracias.
El Papa León XIV representa una figura puente entre el hemisferio norte y sur, con un legado pastoral profundamente arraigado en la realidad latinoamericana. Su elección no solo es vista como un reconocimiento a la Iglesia que camina con los pueblos de América, sino también como una afirmación de su papel central en el futuro del catolicismo.
En medio de los desafíos sociales, económicos y espirituales que enfrenta la región, esta elección ha encendido una nueva llama de esperanza. Desde ya, millones de creyentes en América Latina oran por su pontificado y confían en que su voz será firme y fraterna, al servicio de una Iglesia más justa, humana y cercana.
Por Milly Contreras, MSc. Editora en jefe de Puntualizando Digital