El 2025 comienza con una economía global que enfrenta tanto desafíos persistentes como nuevas oportunidades. Tras varios años de incertidumbre derivada de la pandemia, los conflictos geopolíticos y las interrupciones en las cadenas de suministro, este año promete ser un punto de inflexión para las economías mundiales.
En el centro de la atención está la transición hacia una economía más sostenible y tecnológica. Los esfuerzos para mitigar el cambio climático están acelerando inversiones en energías renovables, movilidad eléctrica y tecnologías verdes. Sin embargo, la transición no está exenta de retos, ya que muchos países en desarrollo enfrentan dificultades para financiar estos cambios mientras lidian con deudas crecientes y presiones inflacionarias.
Por otro lado, la inflación global, que alcanzó niveles históricos en años recientes, parece estar bajo mayor control en las economías avanzadas. Sin embargo, la recuperación sigue siendo desigual, con regiones como África y América Latina luchando por equilibrar el crecimiento económico con la estabilidad social.
La digitalización y la inteligencia artificial continúan transformando industrias enteras, desde la manufactura hasta los servicios financieros. Estas tecnologías ofrecen oportunidades sin precedentes para aumentar la productividad y crear nuevos mercados, pero también plantean preguntas importantes sobre la distribución del empleo y la equidad económica.
En este 2025, la colaboración internacional y la innovación serán claves para enfrentar los retos y aprovechar las oportunidades. Las decisiones que se tomen hoy podrán determinar el rumbo de la economía global durante las próximas décadas.