Julia Castillo de Lozano, directora del Centro Cultural Perelló, expresó que para la familia Perelló, es un alto honor presentar al público una selección de piezas por medio de las cuales se pueden apreciar los diferentes procesos formales y estilísticos que caracterizaron la obra de Ledesma.
“Como artista y directora del Centro, me siento emocionada de acoger este proyecto expositivo. Me declaro admiradora de la producción visual de Clara Ledesma y me identifico con su universo mágico. Agradezco a don Fernando Báez Guerrero y a su esposa Nancy Tavárez de Báez por la confianza y generosidad con el Centro Cultural Perelló”, manifestó.
En el trayecto de las últimas tres décadas, el especial interés de Fernando Báez Guerrero y Nancy Tavárez de Báez por la obra de Clara Ledesma, se intensifica al mismo ritmo que su decisión de cultivar y renovar su pasión y su arriesgada apuesta como coleccionistas. En este trayecto, las nuevas y sorpresivas adquisiciones de la Colección Báez-Tavárez, nos revelan la seguridad, aciertos y certezas de su exigencia electiva.
También, se aprecia su auténtica determinación y compromiso social en apoyo a las expresiones estéticas y humanísticas, así como su vital pacto como afortunados custodios de un conjunto de obras que devienen en una fracción tan valiosa y enriquecedora como significativa del patrimonio artístico dominicano.
La artista Clara Ledesma (1924-1999) está reconocida como una de las personalidades fundamentales de las artes plásticas en la República Dominicana y en toda la región del Caribe. Su obra y personalidad han sido contextualizadas y apreciadas al mismo nivel que las de mujeres artistas como la brasileña Tarsila do Amaral; las mexicanas Frida Kahlo y Leonora Carrington y la cubana Amelia Peláez, entre otras exponentes emblemáticas del arte latinoamericano del siglo XX.
La exposición se convierte en antesala de las celebraciones por el centenario del natalicio de Clara Ledesma para el 2024, promoviendo desde ya el estudio, análisis e investigación de sus aportes al arte dominicano, latinoamericano y caribeño.
Breves apuntes biográficos de la artista Clara Ledesma
Clara Ledesma nació el cinco de marzo de 1924 en Santiago de los Caballeros, R.D. Hija de los señores Bienvenido Ledesma Piedra y Ana Beatriz Luna Christian (de origen cubano). Tuvo tres hermanos: Rosa Altagracia (Ruth), Iris y César. Su padre fue escritor y periodista, trabajó en el Departamento de Sanidad durante el régimen trujillista, mientras que la madre se desenvolvió como modista de alta costura.
De contextura mediana, complexión delgada, manos alargadas y rostro expresivo, tenemos una Clara Ledesma inquieta, decidida y soñadora. El amor por el arte lo aprendió en casa a través de su madre a quien admiraba con pasión:
Desde niña sentí que tenía que hacer algo. Tenía como una ansiedad, un deseo de crear cosas que me sacaran de la vida de todos los días (…). Me ponía a pintar cuando estaba comiendo un bizcocho (…), pero en vez de comerme toda la galletita como lo hubiera hecho un niño normal, yo me distraía con el dibujo y no estaba contenta hasta terminarlo. ¡Dibujar me gustaba más que disfrutar las golosinas que adora la infancia! Al ver esto, mi mamá predijo que iba a ser artista. Bueno, ella también lo era, pues confeccionaba trajes de noche muy hermosos e incluso, modelos de alta costura. Yo siempre insistía en ayudarla y así aprendí a coserme mi propia ropa[i].
A la edad de 16 años, recibió sus primeras orientaciones pictóricas del maestro Yoryi Morel (1906-1979), en su natal Santiago de los Caballeros. Con la apertura de la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA) en 1942, la artista se trasladó a la ciudad de Santo Domingo, para matricularse en la escuela, convirtiéndose en alumna predilecta del maestro José Gausachs.
Se formó en la ENBA junto a Marianela Jiménez, Nidia Serra, Elsa Di Vanna, Noemí Mella, Luis Martínez Richiez (Luichy), Gilberto Hernández Ortega, Antonio Toribio y Eligio Pichardo, egresando en 1948, fecha en que participó en la IV Exposición Bienal de Artes Plásticas de Santo Domingo. Su entusiasmo al estar en la escuela fue tan grande que cursó un año de más. “No quería irme. Iba de mañana, de tarde, de noche”[ii].
Por ese entonces, su obra fue parte de la exposición colectiva que coordinó el Comité Brasileño de la Comisión Interamericana de Mujeres, celebrada en Río de Janeiro, donde participó junto a las obras de Noemí Mella, Nidia Serra, Marianela Jiménez, América Valdez de San, Gladys Fiallo de Alburquerque, Alma Delgado Conde, Elsa Grunnin, Elsa Di Vanna y Belkiss Adrover[iii]. En 1949 exhibió en la Escuela Nacional de Bellas Artes y presentó su primera individual en el Ateneo de San Pedro de Macorís. Y, para 1950, participó en la V Bienal Nacional de Artes Plásticas de Santo Domingo, donde recibió el Tercer Premio por su obra “Elisa”.
En 1951 fue seleccionada para formar parte de la I Bienal Hispanoamericana en Madrid. Por esta misma fecha, asociada con su prima Flor de Oro Trujillo, inauguró el salón de exposiciones Ledesma Studio en Santo Domingo, en los apartamentos 204, 205 y 206 del edificio Ocaña. Fue la primera galería de pintura dirigida por mujeres en la República Dominicana de la que se tiene noticias en el siglo XX.
Logró vender la totalidad de las obras presentadas en su galería y con los ingresos obtenidos, aprovechó la beca que le otorgó el Instituto de Cultura Hispánica en Madrid. Su tiempo en Europa lo pasa entre Madrid, Barcelona y Sevres, logrando viajar también a Lisboa y a París, donde conoce a Wifredo Lam, quien la llamó entonces “muchachita valiente”[iv]. Sus dos años europeos fueron de formación, logrando ser alumna del pintor español Daniel Vásquez Díaz. En esta etapa también conoce al escultor boliviano Walter Terrazas, con quien se casa y procrea tres hijos: Galo, Lacho y Mayra.
En 1952, la obra de Clara se exhibió en la Galería Nacional de Bellas Artes de Santo Domingo. Para 1954, la artista regresó a su país y fundó junto a Jaime Colson, Gilberto Hernández Ortega y José Gausachs, el grupo “Los Cuatro”. En este mismo año su obra se registró en la II Bienal Hispanoamericana de Arte celebrada en La Habana, Cuba y en la VII Bienal Nacional de Artes Plásticas de Santo Domingo donde obtuvo el Primer Premio de Dibujo.
Fue nombrada profesora y subdirectora de la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1955, mientras que, en 1956, participó en la VIII Bienal Nacional de Artes Plásticas logrando alcanzar el Primer Premio de Pintura con la obra “Ozama”. También participó en la III Bienal Hispanoamericana de Arte, celebrada en Barcelona. Ese año se inauguró el Palacio Nacional de Bellas Artes, logrando ser incluida en la colectiva “Pinturas y Esculturas Dominicanas”. De igual modo, expuso por estas fechas en la Alianza Francesa de Santo Domingo junto a su esposo Walter Terrazas.
Clara expuso una selección de trabajos en la recién inaugurada Galería Auffant en 1967 y, en 1958, su obra se exhibió en la IX Bienal de Artes Plásticas. En 1961, la artista fijó su domicilio en la ciudad de Nueva York, donde instaló su galería de arte.
Participó en la XI Bienal Nacional de Artes Plásticas (1963), alcanzando el Segundo Premio de Pintura por la obra “Casetas” y el Primer Premio de Dibujo con la pieza “Fragmento”. En 1964 inició el concurso de arte Eduardo León Jimenes celebrado en el Ateneo Amantes de la Luz, en Santiago de los Caballeros, en el cual la artista fue merecedora del Segundo Premio de Dibujo con la obra “Eco atávico”.
La obra de Clara formó parte de la colectiva por la inauguración de la Galería de Arte André en 1965, coordinándose meses después una muestra individual que integró doce dibujos y doce pinturas de la artista. En 1968 contrae segundas nupcias con el boliviano Félix Gustavo Calderón y, al año siguiente (1969), da a luz a su cuarto hijo, Rodolfo (Rolo).
Desde el espacio neoyorquino trabajó el diseño de estampado de telas y se integró a la diáspora dominicana conformada en ese entonces por Antonio Toribio, Darío Suro, Enrique Canepa, Félix Disla y, más tarde, José Perdomo. A finales de la década de 1970 se divorció de Félix Gustavo Calderón. Su obra se presentó en la Galería de Arte Nader y en el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo en 1978, además de formar parte de la I Bienal Latino Americana en Sao Paulo, Brasil.
En 1979 se estableció en Montreal, Canadá, a través de un contrato con Colbert Gallery. Regresó a Nueva York en 1982 y, para 1983 decidió instalarse nueva vez en Montreal, logrando ser acogida por Ben Cummings Gallery, que funcionaba en el hotel Four Seasons. Presentó sus obras en la muestra “Arte del Caribe” en el Gulf and Western Building en Nueva York en 1984, pero no fue hasta 1985 que regresó a Nueva York para reinstalar su estudio, recayendo la representación de su obra en la República Dominicana en la Galería de Arte Nader.
[i] Ledesma, Clara, citada por Lorrinn Philipson, en: Fascinación (Florida, Estados Unidos), Revista No. 6, 1978, p. 44-45.
[ii] De los Santos, Danilo, Memoria de la Pintura Dominicana: Convergencia de Generaciones, Volumen III, Grupo León Jimenes, Vista Color, Santiago de los Caballeros, 2004, p. 101.
[iii] Nacidit-Perdomo, Ylonka “Belkiss Adrover de Cibrán en las semanas de España, Acento, Santo Domingo, 24 de septiembre 2018. Disponible en: https://acento.com.do/cultura/belkiss-adrover-cibran-las-semanas-espana-8608229.html
[iv] Wood, Yolanda, Artistas del Caribe Hispano en Nueva York, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1997, p. 22.