Con la llegada del Covid-19, se llegó a plantear la idea de que la humanidad tendría un cambio radical, que seriamos mejores personas, se escribieron poemas hablando de la transformación que se estaría produciendo a nivel global en la raza humana, las personas escribían en las redes sociales sobre este milagro tan trascendental que ocurriría en las personas.
Se puede decir que muchas personas han sido tocadas espiritualmente y han transformado sus vidas, han cambiado su pensamiento y hoy en día entienden que todos somos parte de un todo. Sin embargo, no ha sido generalizado el cambio y muchos han vuelto a vivir como lo han hecho siempre.
Independientemente del Covid y sus variantes, es oportuno realizar ajustes y cambios como seres humanos, como personas que hemos sido creadas para vivir una vida plena y feliz, parecería que no es posible por los retos cotidianos que se presentan, pero sí es posible, ya que tenemos todo el potencial que Dios ha puesto en cada uno, para lograr lo que nos propongamos.
Con el comienzo del año, es propicio preparar nuestras maletas mental y espiritual, para llevar en ellas los planes, metas y sueños que deseamos realizar, enfocados en visualizar cómo vamos a desarrollar la estrategia que permita cumplir con lo planeado, las herramientas están en nuestro interior para ser lo que decidamos ser.
Aquí les hablo de esta practica que consiste en sonreír con el hígado, abarcando claro está el rostro y los labios, para percibir ese bienestar general que será palpable a simple vista por los demás, la transformación es real.
Sonreír con el hígado es una práctica que comencé luego de leer el libro “Come, ama, reza”, una historia real, convertida en un bestseller sobre la vida de Elizabeth Gilbert, quien emprende un viaje por Italia, la India y la isla de Bali, en la búsqueda de la espiritualidad y la verdad sobre su razón de ser. Uno de los pasajes que releí con ahínco y entusiasmo en varias ocasiones, fue cuando Liz viaja por segunda vez a la isla de Bali, ubicada en Indonesia, para visitar al curandero de casi 100 años de edad, Ketut Lyer, que ha heredado el título de curandero que va de generación en generación. Ketut le explica a Elizabeth que debe tener “una sonrisa en la cara, una sonrisa en la mente y una sonrisa en el hígado, ya que esto se lleva la energía negativa y nos llena de energía positiva. No con prisa ni con mucho trabajo.” ( Ketut Lyer falleció en junio del año 2016).
El hígado es afectado por las emociones negativas, siempre hay que cuidar la energía que proyectamos, las emociones y los sentimientos, para mantenerlo saludable, de ahí que la sugerencia de Ketut Lyer de sonreír con el hígado, es una de las sugerencias más extraordinaria que se pueden dar.
Sonreír con el hígado, es una práctica que, aunque difícil al principio, con el pasar de los días podemos dominar y sentir los maravillosos beneficios en la salud física, mental y espiritual. En verdad se siente muy bien sonreír con el rostro, la mente y el hígado. Esta sonrisa se expande por todo nuestro Ser y nos llena entusiasmo. ¿y qué es el entusiasmo? El entusiasmo es una palabra de origen griego (enthousiasmos) que significa “El Dios dentro”. El Dios (enthou) dentro ( siasmos).
Vivir con entusiasmo es vivir con esa sonrisa que viene de dentro y nos planta ante la vida, para dejar nuestra huella, esta huella representa la misión a la que hemos venido a este mundo.
“Ten los pies en el suelo, como si tuvieras cuatro piernas, para que puedas quedarte en la tierra; no mires al mundo con tu cerebro, mira con tu corazón, así podrás conocer a Dios”. Este es uno de los más sabios consejos del gurú, curandero y guía de la isla de Bali, Ketut Lyer, para Elizabeth Gilbert, pero es válido para todos.
Conocer a Dios significa sentir su presencia dentro como dice el significado del que hablamos anteriormente de la palabra griega Armonía, y vivir acorde a lo que implica saber que Dios está en nuestro interior, que vive en nuestra mente, y que la mente es el lugar donde Dios pone las ideas para que el ser humano pueda desarrollar y ejecutar los planes de avances en todos los órdenes de la humanidad. Como ya dijo el escritor y uno de los padres de la ciencia mental, Thomas Troward “La mente es el laboratorio donde Dios trabaja.”
Vivir la vida plena, amerita que aprendamos a sonreír con el hígado, para facilitar todos los procesos internos y externos de nuestro Ser. Así que atrévase a sonreír con el rostro, la mente y el hígado en este 2022.