Santo Domingo.- La noticia del fallecimiento de Roberto Rodríguez Marchena, ha causado sorpresa, quien fuera director general de Comunicación y portavoz del Gobierno durante las dos gestiones del expresidente Danilo Medina, tenía 69 años. Según informes preliminares, su deceso se produjo a causa de un infarto fulminante mientras se encontraba en su residencia.
Marchena no fue un funcionario más. Fue el rostro y la voz oficial de una era política marcada por una narrativa de cercanía con la ciudadanía, simbolizada por las famosas “visitas sorpresa” y un discurso que intentó conectar al Gobierno con el pueblo. Su estilo directo, articulado y sereno se convirtió en marca de una nueva forma de comunicar desde el Estado.
Su paso por el Palacio Nacional entre 2012 y 2020 dejó huellas profundas: profesionalizó el aparato comunicacional, defendió con vehemencia la gestión de Medina y asumió con firmeza el rol de “speaker” institucional, incluso en los momentos más complejos.
Más allá del vocero: el intelectual, el político, el ser humano
Roberto Rodríguez Marchena era también un pensador. Profesor, lector voraz, apasionado del discurso bien estructurado, pero sobre todo, un hombre de partido. Militante del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), ocupó importantes roles dentro del Comité Central y participó activamente en las estrategias electorales.
Fuera del estrado y del protocolo, quienes lo conocieron lo describen como cálido, firme en sus ideas, y de una ética comunicacional poco común en la política dominicana.
Un adiós que deja ecos
Su repentina partida ha generado una ola de reacciones en el ámbito político, académico y mediático. Desde exfuncionarios hasta periodistas y ciudadanos comunes, las redes sociales se han llenado de mensajes que coinciden en un mismo sentimiento: gratitud y respeto por un servidor público que nunca improvisó su palabra.